¿Qué factores creemos que deben tenerse presentes
en la organización y trabajo de aula si tenemos alumnos con este perfil?
El aula es la realidad inmediata, tanto
del alumnado con T.D.A.H. como de los docentes implicados. Pensamos que es el
nivel donde deben focalizarse nuestros esfuerzos de adaptación.
Los documentos programáticos en los que
estas consideraciones se explicitan son las Programaciones de Aula y, si fueran
necesarios, los documentos que recogen las adaptaciones curriculares de cada
alumno/ a o planes de trabajo individualizados.
Los principios que, en general, van a guiar nuestras actuaciones son:
- Dar
salida a la hiperactividad y a la impulsividad. Nos estamos refiriendo al componente
comportamental del trastorno. Hemos de ser capaces de redirigir la
impulsividad y la alta tasa de actividad, de manera que podamos impartir
la clase logrando que el alumnado con T.D.A.H. pueda participar en ella.
- Evitar
los factores de distracción. El
objetivo es minimizar el déficit de atención. Mediante nuestras
actividades, la gestión del tiempo y el empleo del espacio, podemos
mejorar la calidad de la atención del alumnado.
- Alto
grado de estructuración. Como
sucede ante cualquier dificultad del aprendizaje, fomentar un ambiente
claro y estructurado -donde el alumnado con T.D.A.H. sepa qué puede hacer
y qué no, qué se le pide que haga y cómo- facilita el trabajo en el aula.
- Empleo
de metodologías ajustadas. Todo
lo anterior puede sintetizarse en el desarrollo de metodologías ajustadas
al perfil del alumno con T.D.A.H. Entendiendo el perfil motivacional,
atencional y cognitivo del alumnado, podremos realizar actividades
adaptadas a sus capacidades.
FACTORES
DIRECTAMENTE IMPLICADOS:
1. Ratio de alumnado por aula: conviene contar con un solo alumno
diagnosticado con T.D.A.H. por aula teniendo en cuenta las provisiones
educativas de tipo metodológico que se requieren. El tiempo e implicación del
profesor tutor y resto del equipo docente es crucial a la hora de atender
adecuadamente a este perfil de alumnado, así como el empleo de mecanismos
eficaces de coordinación del tutor con el resto del equipo, lo que conlleva
bastante tiempo en cuanto a preparación de materiales y recursos “ad hoc”. Se
estima una ratio por aula no superior a los 22 alumnos (incluido el alumnado con
T.D.A.H.), teniendo en cuenta que posiblemente exista en el aula alumnado con
otras problemáticas que se deben atender.
2. Mecanismos de coordinación y comunicación
interna: constituye uno
de los predictores clave de éxito a la hora de implantar medidas educativas en
el aula. Y supone el establecimiento de reuniones periódicas de información,
coordinación, seguimiento y asesoramiento de los profesionales implicados
(tutor, resto del equipo docente, orientador, pedagogía terapéutica y cuantos
profesionales participen) para trabajar y diseñar planes con este perfil de
alumnado (adaptaciones metodológicas, programas específicos, planes de trabajo
individualizado, programas de promoción y modificación de conducta, entrenamiento
en habilidades cognitivas, autoinstrucciones, habilidades sociales, etc.).
3. Plan de Acción Tutorial: se asienta sobre los ejes de alumnado,
profesorado y familias. Las propuestas se orientan hacia el diseño de
protocolos de detección e intervención, la coordinación de la gestión de atención
a la diversidad desde orientación educativa posibilitando cauces de comunicación
y coordinación entre todos los agentes implicados, la atención al T.D.A.H. en
el Plan de Acción Tutorial (trabajo
de las técnicas de estudio y organización que tanto necesita el alumnado con T.D.A.H., y también el alumnado en general).
4. Formación y asesoramiento del
profesorado: desde el equipo
directivo en especial y con la colaboración orientación educativa se debe promover
y facilitar la formación respecto a la idiosincrasia del alumnado con T.D.A.H.
La formación ha de ir dirigida tanto a los profesionales como al alumnado y
animar a las familias ofreciéndole información y recursos para la atención del
T.D.A.H. como, por ejemplo, entrenamiento en
habilidades cognitivas (memoria, atención, razonamiento, etc.), modificación de
las conductas más disruptivas, entrenamiento en autoinstrucciones, resolución
de problemas y control de la impulsividad, entrenamiento en habilidades sociales
e inteligencia emocional, entrenamiento en técnicas de relajación, trabajo en
las habilidades académicas afectadas (comprensión y velocidad lectora,
escritura, cálculo numérico y mental, organización y técnicas de estudio).
5. La metodología y las estrategias de aprendizaje seguidas:
1. Enfatizar la estructura y el
orden, generar rutinas de aula para mejorar la anticipación y la concentración.
2. Evitar situaciones
de clase en las que sabemos que no puede controlarse, acordar con el alumno con
T.D.A.H. un código de comunicación o señales discretas para ayudarle a
reconducir su atención.
3. Dar las órdenes claras,
sencillas y de una en una (si son instrucciones para una tarea, es recomendable
hacerlo por escrito).
4. Deben tenerse en cuenta los puntos fuertes o potencialidades
del alumnado con T.D.A.H., partir de los intereses del alumno para generar
motivación, sondear diferentes formas de aproximación a los contenidos.
5. Elegirse aquellas
metodologías que funcionen mejor con este alumnado (las técnicas visuales que
exigen menos de la lectura y facilitan la atención, son preferibles).
6. Emplear un esquema
en la pizarra a modo de guión o una presentación en Power Point puede ayudar
mucho, ser flexibles en su trabajo autónomo, la clase magistral es una metodología poco apta para este
alumnado.
7. Es
recomendable emplear técnicas más ligadas
al aprendizaje autodirigido (trabajo por proyectos, trabajo
cooperativo, aprendizaje por descubrimiento o actividades de investigación, trabajo con
nuevas tecnologías).
8. En las secuencias de interacción con el alumno o
alumna hemos de tratar, en primer lugar, de ofrecer actividades en las que
puedan tener éxito, para que sean conscientes de que ellas y ellos también son
capaces de lograr objetivos.
9. Ante el éxito, debemos reforzar, y ante el
fracaso, nunca castigar ni marcarlo excesivamente. Una receta casera sería
contabilizar 10 elogios por cada reproche que se les hace si queremos que ambos
tengan efectividad.
10.
En general, el feedback ha de ser privado. Leer las notas en
alto, corregir las respuestas ante toda la clase o mostrar públicamente el nivel
de competencia (positivo o negativo) no es adecuado para generar un
autoconcepto académico positivo. Sin embargo, en ocasiones podemos emplear una
alabanza pública ante un buen resultado ya que actúa como un potente refuerzo
social.
11.
Debe generarse un patrón de atribución causal
interno, variable y controlable. Es decir, el alumno o alumna tiene que
entender que sus resultados son causa de su trabajo (o de la falta de éste) y
no del profesorado o de las circunstancias casuales. También debe asumir que este
resultado puede cambiar, que es modificable, para bien y para mal. Por último,
hemos de evitar que se instalen sensaciones de falta de control; está en
nuestra mano y no en la del profesorado o en el azar, la obtención de buenos
resultados.
12.
Debemos hacer un buen uso de las comunicaciones
con la familia mediante la agenda. Muchas veces los y las alumnas con T.D.A.H.
llegan a casa con múltiples notas en la agenda en un sólo día.
6. Organización del espacio, tiempo y
estructura de la clase:
1. Brindar
al niño o niña la posibilidad de trabajar independientemente en un pupitre aislado para evitar distractores. Debe ofrecerse esta opción cuando las tareas
requieran de concentración.
2. Situar
la mesa cerca de la pizarra para facilitar la atención a la explicación e
incluso cerca de la mesa del docente, para poder aplicar mejor los refuerzos
cuando trabaje bien.
3. Poner
una carpeta abierta delante de la mesa o algún tipo de pantalla para evitar distractores es también una opción.
4.Tener
opciones para cuando el alumno o alumna no es capaz de permanecer sentado. Es
muy común que incluso se caiga de la silla... y ¡en múltiples ocasiones!
Permitirle estar de pie, ir a sacar punta, que recoja las fichas y exámenes del
resto o ir al baño.
5. Tratar
de que no emplee materiales muy aparatosos que le hagan perder tiempo y
despistarse (estuches sofisticados, portafolios donde todas las hojas se pueden
caer, etc.).
6. Procurar
que tenga goma, correctores o bolígrafos que se borran para que pueda corregir
los múltiples errores sin llegar a la situación de tener que arrancar la hoja
del cuaderno y repetir el trabajo.
7. Estructurar
las tareas en tiempos cortos (máximo de 30 minutos) y que permitan la
coexistencia de diferentes ritmos. Además, podemos mezclar las actividades
tediosas con las que generan más motivación para no caer en la fatiga.
8. Si
realizamos tareas en grupo, es deseable que estos sean pequeños (3-6
integrantes).
9. Si
en los turnos, colas o esperas tenemos problemas de impaciencia ligados a la
impulsividad, podemos ofrecerle un papel de gestor/a, que controle los turnos o
vigile el buen funcionamiento de la cola, por ejemplo, además de reforzar
aquellos momentos en que es capaz de controlarse.